Desde el siglo XVIII hubo costumbres asociadas al componente religioso que marcaron la vida cotidiana en la localidad; pero es a comienzos del siglo XIX cuando se evidencian las primeras tradiciones consolareñas, muy relacionadas con el proceso de consolidación de la nacionalidad cubana y el apego a la tierra en que se nace.
La más antigua de las tradiciones locales son las Fiestas de la Candelaria, o Fiestas de la Patronal, el día 2 de febrero. Investigaciones recientes indican que la originaria imagen de la virgen de Nuestra Señora de Consolación perdió notoriedad desde principios del siglo XIX; al tiempo que ganaba popularidad aquella que adoraban los emigrantes canarios y su descendencia cubana; hecho asociado a la llegada masiva de emigrantes de aquellas islas españolas a Consolación, casi todos vegueros, impulsores la expansión tabacalera en Vueltabajo. Tranquilino Sandalio de Noda a su paso por tierra consolareña en 1839 destacó:
La Vueltabajo se despuebla para ir a las fiestas de Consolación el día 2 del próximo febrero en que se celebran las fiestas de La Candelaria, o fiestas de la purificación de Nuestra Señora. Es la gran función de ese pueblo, y en ellas se reunirán al menos dos mil almas, número extraordinario en una aldea que apenas tiene 25 casas…
Dese entonces, al amanecer del 2 de febrero los vecinos de la Villa y los alrededores permanecían en espera de la “Misa Mayor”. El repique de las campanas comenzaba desde temprano. En los alrededores del templo y la plaza los guajiros vendían lechón asado, congrí, dulces de diferentes clases, chocolate caliente, café y otras ofertas.
La concurrencia era inmensa, los abrazos efusivos y el estreno de la mejor indumentaria caracterizaban el ambiente. Luego el templo convocaba a la ceremonia, a la que asistía el Obispo de Pinar del Río y curas de otras parroquias. Finalmente celebraban decenas de bautizos.
Alrededor de las doce del día terminaba la liturgia religiosa en la iglesia, y al caer la tarde comenzaba la procesión de “La Candelaria”. A las 8 de la noche iniciaban los fuegos artificiales, y alrededor de las nueve comenzaba el baile.