Nuestra Región

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Al incursionar en la historia más antigua de cada una de las Villas cubanas, notamos que todas tienen una relación directa con la religiosidad que los españoles introdujeron en Cuba. Siguiendo este derrotero, la imagen de Nuestra Señora de Consolación era la que adoraban los consolareños en los primeros tiempos.

Toques de Año Nuevo.

Este jolgorio tenía lugar el 31 de diciembre a las 12 de la noche, los negros libres y esclavos ofrecían un toque de tambor, que repetían los días de fiesta religiosa más señalados y los domingos, previa autorización de los amos. No se puede precisar cuando ocurrió el último de aquellos eventos, resultado del proceso de sincretismo cultural en la localidad; pero es posible que una vez abolida la esclavitud, aquella fiesta de cantos y repiques haya perdido notoriedad, para dar paso a otro jolgorio que incluía a blancos y negros por igual: las “misas de aguinaldo”.

Vale destacar que en Consolación, además del ya conocido “toque de año nuevo”, los negros hacían sonar los tambores nueve días antes de la celebración del 25 de diciembre. Lo cual se inspiraba en la llamada “misa de la aurora”. Con posterioridad a la abolición de la esclavitud en 1886, a este jolgorio se unió todo el pueblo, y en el mes de diciembre desde horas tempranas, la juventud consolareña –blancos y negros, ricos y pobres- se preparaban con matracas, pitos, tarros de buey, fotutos, campanas, sirenas, latas, guatacas, tambores y cornetines, para participar en aquella conga de la madrugada.

Desde el siglo XVIII hubo costumbres asociadas al componente religioso que marcaron la vida cotidiana en la localidad; pero es a comienzos del siglo XIX cuando se evidencian las primeras tradiciones consolareñas, muy relacionadas con el proceso de consolidación de la nacionalidad cubana y el apego a la tierra en que se nace.